La cocina, un espacio en constante evolución

 

Cambios en el mobiliario, en el tamaño de la estancia, en los materiales utilizados y los elementos decorativos, en el estilo de los electrodomésticos… 

En los 80, la cocina se consideraba una estancia poco importante de la casa; era un espacio más bien rígido y frío que solo se utilizaba para cocinar y guardar los alimentos. Las cocinas eran en esta década por lo general muy pequeñas, pensadas para cumplir exclusivamente con su funcionalidad. Las encimeras y los muebles de la cocina se hacían con materiales resistentes, pero no decorativos, primando ante todo alargar la vida útil de los muebles sin tener en cuenta las opciones decorativas de los mismos. En los años 80, encontrábamos estampados cargados de patrones florales y tonos pastel en todas las texturas y materiales en conjunto con blanco fueron una combinación popular. En aquellos años, la vida social del hogar se realizaba básicamente en el salón o en el comedor; esta tendencia comenzó a cambiar en la década de los 90.

En los 90, la cocina fue ganando terreno al salón como espacio social. Además, en cuanto a la decoración, el estilo sofisticado y rústico se colaba dentro de la cultura pop de los 90. Las influencias del estilo toscano en conjunto con tonos beige y terracota, marrones, verde salvia y dorado se agregaron a las tendencias en la cocina. Los mosaicos de cerámica y muebles de maderas pálidas, estampados florales, tonos saturados e influencias de otras culturas también fueron populares.

Actualmente, la cocina es un espacio confortable apto para todo tipo de actividades. La cocina ha ganado importancia en la planificación y diseño de nuestros hogares, prestándole mayor atención a su diseño, pensando los espacios para las tareas que realizaremos diariamente como comer, estudiar o recibir visitas. Por tanto, la cocina no solo se diseña para ser resistente, sino decorativa, funcional y cómoda. Esta década se caracteriza por una tendencia que se enfoca en superficies brillantes y estancias grandes. Además de los colores beige y bronce, los tonos reminiscentes a la costa y el mar ganaron popularidad. Pero la verdadera tendencia de la década es el acero inoxidable en los electrodomésticos, desde frigoríficos y hornos hasta lavavajillas. El acero inoxidable se encuentra por doquier, aludiendo a un estilo pulcro, lujoso y profesional.

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